Parece que poco a poco voy
sintonizando con mi paleta y la forma de mezclar el óleo. También voy perdiéndole
miedo a aplicar la pintura en la tabla aunque los pinceles me siguen pareciendo
muy difíciles de domar. También compruebo que la tabla completamente manchada
toma mucho cuerpo y comienza el volumen a aflorar.
Que difícil resulta sintetizar el
color que vemos en la paleta, sobretodo porque en cuanto vuelves a mirar es
otro. Estoy sufriendo la teoría del color en vivo: colores que se esfuman en un
instante, colores que cambian junto a otros, colores que no son iguales en la
paleta que en la tabla…. Pero me voy sacudiendo el miedo de mis dedos y prefiero dejarme embriagar por los rojos de mi
cuadro, descubro dentro de ellos al amarillo, y al ocre, y al azul, y al verde….y
cuanto más miro más colores veo. Mi pincel se ha vuelto en la última sesión más
osado y fluido, y ha incluido algunos descarados trazos cuyo resultado me
parece más auténtico, más yo, aunque no todos comparte esa visión positiva del
resultado. Gustos como colores, nunca mejor dicho.